cuarenta y ocho

|

Acabo de recogerme entre las sábanas, derrotado como casi siempre. Ese maldito trabajo le machacaba. Lo que más le fastidiaba era cuando despertaba y se cercioraba de haber perdido la marca del libro. ¡Otra vez a releer!, se decía. Pero volvía, no le quedaba otra. No dormía de seguido por ve tú a saber que demoios, casi siempre sabía si llovía por las noches. La mitad de ellas se las pasaba en vela. Eso sí a las cinco en punto como un relij se levantaba y corría un largo trecho hasta la esquina de Villavañez donde su compañero le recogía con el camión para ir al matadero.
Todos los santos días igual... Lo peor de todo es que sus amigos le envidiaban ¡Joder Diego, tienes todas las tardes libres! Y qué, para qué. Hubo un tiempo en que si que las llenaba. Tuvo una novia, una fresca. Como decían sus amigos ¡Mandala a tomar viento! Pero a Diego le gustaba, le gustaba y le sentaba bien.
Ella ni trabajaba, ni estudiaba. Era jovencita y vivíaen casa de sus padres. Su mayor preocupaciónera que el bolso le pegara con los zapatos. Pero a Diego le molaba. Era monilla, tenía tipín, bajita. Tipo estandar, de las de Diego de toda la vida. Sus amigos le decían: ¡sólo es otra más! ¿Cuál es la tara? Nadie quería decirselo, pero la tara la llevaba encima desde que le dejó
Victoria, su antigüa novia. El no lo quería decir, sus amigos tampoco. Ella levolvió triste, le separó de sus amigos, le hizo tanto mal que ni se enteró. Vivía anestesiado desde que ella se metió en su vida.
Victoria no hacía honor a su nombre. Por donde pisaba la yerba dejaba de crecer. Pero eso lo supimos despues. A todos nos enamoró, como al propio Diego o incluso más, aunque esté feo decirlo.
Era tremendo, nos llevaba a sitios maravillosos para ella, sin poder evitarlo; nos lo pasabamos bien allí donde estuviese ella con su sola presencia, nos hacía echar unas risas y divertirnos con cosas, en sitios, con gente que ni siquera nos gustaba. Era curioso como nos manejaba. A Diego añadelé que se acostaba con él todas las noches, ¡pues dale! ¡perdidico que le tenía! Luego Diego empezó a poner excusas, que sino voy, que si estoy muy cansado... y los amigos orgullosos de ese de la panda que no hacía que currar y follar, currar y follar... y follar con quién quería...
Pero en realidad no era así, si pero no sólo eso. Ya ni echaba la quiniela los sábados con nosotros, ni venía a los partidos de los jueves de paddle, dejó de ir al gimnasio, dejó de leer...

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias, me da la vida saber que hay magia...o algo más real, da igual! Nos une..

Mis cuadritos

Mis cuadritos
Estancados y en crisis
Las fotos que hay en mis citas son cuadros míos.